31 de marzo de 2012

LA VERDAD ES QUE ALGO VA MUY MAL

                             "¿Educación física en los colegios? ¡Qué pérdida de tiempo, menuda locura!" Afirmación que podría corresponder a algún intelectual de antaño (e incluso a más de uno en la actualidad). Resulta que España sufre un 20% de obesidad infantil, frente al 16% de países tan históricamente relacionado con estos datos como Estados Unidos. ¿A qué factores puede deberse este desequilibrio? Son varios y poco homogéneos, con orígenes diferentes. Ocurre que estos niños tienen todo lo que quieren o piden: una videoconsola con el último juego lanzado, una televisión con la que quedarse enganchado mientras se alimentan de comida precocinada con un sabor realmente adictivo, e incluso algunos pequeños ahorros con los que comprar unas golosinas para merendar tumbado en un sofá bien cómodo.No podemos dejar a un lado el sedentarismo que le inculca su entorno y la poca seriedad que reciben sus clases de educación física. En la presente entrada nos centraremos en esta última causa.


                                   Esta asignatura ha sido tratada normalmente en nuestro país como una hora de relleno en el horario escolar, algo con lo que entretener a los críos para que se diviertan cuando van al colegio.  Esas clases en las que el profesor se dedica única y exclusivamente a poner a correr a los alumnos en el patio durante un determinado número de minutos, para luego darles un balón y que empiecen a jugar al fútbol son precisamente el tipo de clases que hacen al alumno alejarse del ejercicio físico. No queremos jóvenes que queden exhaustos tras correr 2 kilómetros, o que sus brazos no respondan a los estímulos tras una dura serie de flexiones. No en el colegio. Tampoco nos interesa crear futuros campeones olímpicos en esta asignatura ni establecer una rutina militar. 

Clase de Educación Física en 1962

                                     La importancia de la Educación Física reside en la interacción del alumno con sus compañeros de una forma dinámica y activa a través de los valores del deporte y la actividad física.  Que el niño conozca su cuerpo a la perfección y sepa utilizarlo como una herramienta para mantenerse sano  y en forma es el gran objetivo a cumplir con las clases de "gimnasia", como algunos la siguen llamando. Enseñar la forma de cuidar el cuerpo, así como los medios necesarios para ello utilizando el deporte, es sin duda lo que cualquier profesional dedicado a impartir la educación física debe tener en mente a la hora de dar esta asignatura. Ni que decir tiene, que cuanto mayor sea la diversión administrada en la sesión, mayor interés sentirá el alumno por el mundo del actividad física y el deporte, y así, se alejará de cualquier tipo de sedentarismo. La pregunta que surge es obvia: ¿tenemos profesionales correctamente cualificados para que cumplan con las exigencias en este entorno?

28 de marzo de 2012

ENTRENAMIENTO CARDÍACO: RITMOS DIANA

                   ¿A quién no le preocupa el estado de salud de su corazón? Es fácilmente comprensible que el ejercicio físico de una determinada intensidad provoca en nuestro sistema circulatorio un incremento de pulsaciones por minuto. Este incremento se debe a la deficiencia de oxígeno que comienza a producirse en nuestros músculos, así como la creación de lactato, componentes nitrogenados y otros residuos de la actividad física que nuestro organismo necesita eliminar con la ayuda de un mayor flujo sanguíneo. El aumento del ritmo cardíaco no es el mismo en todas las personas; un deportista bien entrenado experimentará una más rápida recuperación que un persona sedentaria. Por lo tanto, podemos afirmar que el corazón en un músculo más, y que sus fibras pueden ser sometidas a un entrenamiento al igual que otros entrenamos diversos grupos musculares.

                   Lo primero a tener en cuenta para llevar a cabo este entrenamiento, es el registro que debemos hacer de nuestras pulsaciones en estado basal (muy relajados), en reposo y de nuestra frecuencia cardíaca máxima teórica (208 - (0`7 x la edad)). Estos datos son necesarios para saber cuáles son los ritmos en los que debemos entrenar para mejorar.

                   Un ejercicio saludable para nuestro miocardio es aquel que se encuentra entre el 50% y el 75% de nuestro volumen de oxígeno consumido máximo. ¿Cómo hallamos este cálculo? Es fácil. Pongamos que nuestra frecuencia cardíaca en estado basal es de 65 pulsaciones/minuto, y que la frecuencia cardíaca máxima teórica es 198 latidos por minuto. A la máxima hay que restarle la basal (198 - 62 = 136). Al resultado, debemos aplicarle el 50% y el 75%, ¿cómo? multiplicándolo por 0'5 y 0'75.


                   Encontramos así dos frecuencias cardíacas entre las que nuestro ejercicio sería saludable, en este caso, 68 y 102. Para ejercitar el corazón, lo que debemos realizar es incrementar nuestro ritmo de entrenamiento hasta el 75%-85%. Volvemos a tener en nuestro poder dos frecuencias entre las que el trabajo de nuestro miocardio sería el idóneo.

                 El objetivo de este tipo de trabajo es garantizar la salud y el correcto funcionamiento del corazón, del que depende en gran medida la recuperación a la que será sometida nuestro cuerpo tras una actividad física intensa. En futuras entradas del blog se presentarán métodos de entrenamiento con los que conseguir fácilmente un trabajo eficaz de las fibras del corazón.

23 de marzo de 2012

NUESTRA ¿ENEMIGA?: LA FATIGA Y SUS COMPONENTES

                      "¡Estoy muerto!" o "no puedo más..." son frases que hemos escuchado (y dicho) más de uno y mas de dos después de realizar una actividad física intensa o un entrenamiento agotador. Incluso hay quien dice que no anda media hora al día porque se cansa (pura pereza). ¿Son palabras dichas al azar, o contienen un elemento psicológico y fisiológico? ¿Qué pasa en nuestro interior a nivel cognitivo para que nos percibamos tan debilitados? y por último, ¿qué es exactamente la fatiga?

                             La fatiga es un estado subjetivo con valor motivacional negativo, que se desarrolla como consecuencia del ejercicio. El nivel de la fatiga dependerá de la intensidad y la duración de la actividad. A nivel nervioso, se produce una reducción de la actividad motora proveniente del Sistema Nervioso Central. Se genera además, un decremento significativo del rendimiento en el ejercicio, producido por la acumulación de metabolitos (deshechos) resultantes del mismo.

                             Observemos paso a paso todo lo que ocurre en nuestro organismo durante el ejercicio para que sintamos la fatiga: las reservas a partir de las cuales se genera la glucosa se agotan. Esto lleva a una reducción de la capacidad de transporte de oxígeno, por lo que se produce un estrechamiento de los capilares que irrigan el músculo. Los metabolitos se acumulan a un ritmo más rápido de lo que el riego sanguíneo puede eliminar. Como consecuencia, la eficiencia neuromuscular baja de forma frenética. El corazón se protege de forma automática para no sufrir daños y disminuye el gasto cardíaco.

                              El cerebro recibe toda esta información a través de ciertos mecanoreceptores (receptores que informan del estado de los músculos). Al mismo tiempo, registra los datos de la tasa cardíaca y respiratoria. Todo ello genera la sensación subjetiva de fatiga de la que hablábamos al principio y el cerebro ordenada una reducción del esfuerzo o su interrupción

                             Existen multitud de factores influyentes en la percepción de la fatiga. El mal estado emocional y motivacional, el esfuerzo mental, una sobrecarga cognitiva o la estimación por nuestra parte de la duración del ejercicio, son los más destacados.

Ahora, ¿sigues pensando que te vas a fatigar por andar media hora al día?



22 de marzo de 2012

VENDER LA MOTO PARA COMPRAR GASOLINA. FUENTES DE ENERGÍA (PARTE 1)

                          Tan poco útil como el título de la entrada puede ser el hacer ejercicio sin una buena alimentación y alguien que controle nuestra actividad.Una cosa sin la otra sirve de más bien poco, por lo que consultar a especialistas de cada campo sería una buena idea de cara al comienzo de un nuevo entrenamiento o actividad.

                           Que nuestro organismo se adapte de forma idónea a la intensidad física de nuestro entrenamiento o actividad depende en cierta medida de aquello que le aportemos desde el exterior, de los nutrientes. No es raro oír que nada como un plato de pasta o arroz cocido para antes del ejercicio. Y no es una afirmación errónea, pero sí incompleta. Es cierto que los carbohidratos son los nutrientes mas indicados para ingerir antes de una actividad física, pero no por ello debemos caer en los extremos y alimentarnos exclusivamente de hidratos de carbono. Postres que contengan lácteos semidesnatados, algún que otro pequeño puñado de frutos secos y carne pueden ser los complementos perfectos para una dieta sustentada en las legumbres, las pastas y la fibra (en caso de que te preocupe perder peso, comer alguna carne libre de grasas, como por ejemplo el pollo a la plancha)

                            La pregunta que a la mayoría se nos viene a la cabeza: ¿de dónde sacamos el glucógeno muscular necesario para el correcto funcionamiento de las fibras musculares? El glucógeno almacenado en nuestros músculo se consume de forma sistemática durante el ejercicio. La tasa de agotamiento va a depender de la intensidad de la actividad así como de la reserva de glucógeno en nuestros músculos antes de comenzar el entrenamiento. Con esta explicación, sería fácil pensar en un enriquecimiento de productos azucarados en nuestra dieta; nada más lejos de la realidad. Lo único en lo que nos podría ayudar el exceso de azúcar durante nuestro entrenamiento, sería en ganar peso de forma excesiva.  Volvemos así a los hidratos de carbono, indispensables para la formación de glucógeno muscular y hepático (el que nos ayuda a mantener los niveles correctos de glucosa en sangre para que el cerebro pueda funcionar, ya que la glucosa es su única fuente de energía)

                            En futuras publicaciones abordaremos el papel que juegan lípidos y proteínas tras el agotamiento del glucógeno muscular, así como los alimentos que pueden ayudarnos a su aporte. Concluyendo, si vas a hacer ejercicio, una actividad física o piensas comenzar un entrenamiento, no olvides que tu capacidad dependerá en parte de todo nutriente que tu cuerpo pueda usar como un recurso para adaptarse a la tarea, y que por ello, tener una correcta alimentación, es imprescindible.


21 de marzo de 2012

¿POR QUÉ ARETÉ?

Seguro que muchos aficionados al deporte (y no aficionados) han oído hablar de la Odisea, de Homero; un poema épico griego compuesto por un sinfín de cantos. En ellos, se narra la vuelta a casa del héroe Odiseo, mas conocido por nuestra cultura como Ulises. Pues bien, es a este personaje al que Homero le atribuye la palabra "areté". No tiene traducción alguna, pero según fuentes históricas, Areté hace referencia al valor aristócrata del guerrero, unido a los nobles sentimientos de la amistad leal y el sentimiento del honor. A estos valores de la areté, se le suman la hospitalidad, la astucia y perseverancia. Está presente tanto en la guerra, como en los juegos deportivos.


Escultura representativa de un combate de lucha griega
Adecuando en contenido del párrafo anterior al deporte en la actualidad, se observa que son muchos los atletas a los que se le podría aplicar sin problema el término Areté. Personas con una gran capacidad de sacrificio y un valor descomunal que cada día buscan un espacio en su tiempo en el que poder jugar, entrenar, competir, hacer actividad física; para cuidar su cuerpo. Son pocas, y están a la altura del mismísimo Odiseo, héroe con areté.

Palestra. Existentes en todos los gimnasios griegos. Lugar de entrenamiento.
Este blog nace con el propósito de acercarte el deporte y la actividad física a casa, a la oficina o al despacho para que cuando salgas de ahí, tengas ganas y valor para ejercitarte de una forma sana y saludable.