Por todo ello, surge la imperiosa necesidad de conocer el estado de forma de nuestro corazón. Son muchos los test que nos ofrecen datos de gran interés. En esta entrada hablaremos sobre uno de ellos: el test de Ruffier-Dickson. Basado en una serie de mediciones y una fórmula, nos proporcionará un dato a comparar con una tabla de valores.
No es imprescindible, pero contar con un pulsómetro para la ejecución del test facilitaría en cierto modo la recogida de datos. El test consiste en lo siguiente:
- Se toman las pulsaciones en reposo (sentados durante 5 minutos) (P1)
- Realización de 30 sentadillas en 45 segundos (hombres) y 20 sentadillas en 30 segundos (mujeres)
- Volvemos a tomar las pulsaciones justo al acabar el ejercicio (P2)
- Un minuto después de realizar las sentadillas, tomar de nuevo las pulsaciones (P3)
Una vez que tenemos los datos de las Frecuencias Cardíacas, los aplicamos a la siguiente fórmula matemática:
[(P2-70) + (P3-P1)] / 10
El resultado de esta fórmula deberá ser trasladado a una tabla de valores que nos confirmará de manera cualitativa el estado de forma de nuestro sistema cardiovascular:
Recuerda que el sedentarismo, una mala alimentación y el tabaco harán de nuestro miocardio un músculo poco eficaz que no cumplirá con sus funciones, básicas para el buen funcionamiento de nuestro organismo, y más importantes si aún cabe para los deportistas
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