3 de septiembre de 2012

VUELTA AL ENTRENAMIENTO, ¿QUÉ HACEMOS CON NUESTRO CUERPO?

                        Se acaba el verano, y con él un periodo habitual de descanso en nuestro entrenamiento, un descanso necesario para no sufrir el síndrome de sobreentrenamiento del que ya hablamos en Areté Sport. Como pasa después de todo descanso prolongado, a nuestro cuerpo le cuesta adaptarse al ejercicio que, semanas antes, realizábamos con mayor facilidad. ¿Qué le ha pasado a nuestro cuerpo durante todo este tiempo? 
 
         Con la vuelta al entrenamiento, y si el descanso ha sido total durante los meses de verano, lo habitual es sentir una mayor fatiga, debido sobretodo a un stress térmico-psíquico, agotamiento tanto de la fosfocreatina como del glucógeno y mayor acumulación de lactato. El origen de todos estos problemas, suele ser una cierta dificultad en la adaptación energética de nuestro organismo, por ello, es de capital importancia cuidar nuestra dieta durante los días que preceden la vuelta a la rutina. 
 
                          No debemos olvidar que las distintas rutas energéticas tienen un tiempo de actuación idóneo, que nos llevará a un buen rendimiento deportivo. El descanso altera ese tiempo de actuación, repercutiendo de forma significativa en nuestro entrenamiento. Es por ello que nos serán necesarias varias sesiones para lograr el nivel del que disponíamos antes del verano.
 
 
% del valor en reposo de ATP y Fosfocreatina en función del tiempo de ejercicio
 
Tras semanas de descanso, serán necesarias varias sesiones de entrenamiento para devolver la normalidad al rendimiento energético del que disponíamos, así como su eficiencia.
 
 
                   Un error del que se peca con cierta frecuencia, es querer realizar el mismo entrenamiento que hicimos justo antes de empezar con nuestro descanso. Es algo que, además, de imposible, puede desembocar en una mínima eficiencia de nuestra preparación, o lo que es peor, en una lesión. Lo que nuestro cuerpo pide en estos primeros compases del ejercicio es aclimatar los músculos de nuevo a la rutina del entrenamiento.
 
                    Por ello, comenzaremos con un calentamiento largo, suave y en el que trabajaremos lo principales grupos musculares implicados en la actividad posterior. Tras el calentamiento, llevaremos a cabo una serie de estiramientos dinámicos que nos yuden a prevenir lesiones musculares. Dichos ejercicios irán siempre acompañados de una más que suficiente hidratación para reponer las sales minerales que perdemos. No debemos olvidar que una correcta hidratación propicia unos músculos, tendones y articulaciones mejor preparados que nos mantendrán alejados de sufrir ciertas lesiones, y más aún, después de un periodo en el que la actividad física ha pasado a un segundo plano en nuestras vidas

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