23 de julio de 2012
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5 de julio de 2012
LLEGA EL VERANO. ¿ENTRENAMOS EN AYUNAS?
Posiblemente, el tema del entrenamiento en ayunas es uno de los más amplios (e interesantes) en el mundo de la actividad física y el deporte. Si nos remontamos unos cuantos miles de años atrás, nos encontramos con homínidos que al despertar, debían recorrer kilómetros en ayunas para encontrar alimento. Son numerosos los estudios realizados así como las hipótesis publicadas. Como ya hemos visto en AretéSport, es muy difícil encontrar el entrenamiento que nos ayude en todos nuestros aspectos sin perjudicarnos mínimamente en cualquier otro condicionante de nuestro estado de forma. A continuación, analizaremos desde distintos puntos de vista el entrenamiento en ayunas, respondiendo a cuestiones generales que aparecen con su práctica.
Para poder llevar a cabo ejercicio físico en ayunas, lo fundamental es tener una base aeróbica que nos permita ejercitarnos sin problemas. Otro aspecto a tener en cuenta es la intensidad de la actividad: debe ser de intensidad baja. Cuando nos encontramos en estado de ayunas, estamos en la reserva de azúcar, que es el combustible que actúa casi instantáneamente al comenzar el ejercicio, por lo que entra en funcionamiento otro grupo energético, aquel que se encarga de consumir las grasas. El problema es que las grasas nos aportan energía a largo plazo, es por ello que no debemos practicar ejercicio a gran intensidad en ayunas. Tomando por ciertas estas afirmaciones, este tipo de entrenamiento puede mejorar dos aspectos que influyen de forma determinante en nuestro estado de forma: la eficiencia energética y el porcentaje de grasas en nuestro cuerpo.
El momento ideal para practicar ejercicio en ayunas, llega con el amanecer. El azúcar consumido el día anterior se va agotando lentamente para mantener el cuerpo en funcionamiento (mientras dormimos también necesitamos energía). Al despertarnos, los niveles de glucógeno muscular en nuestro cuerpo nos permiten realizar algo de actividad física con ayuda de las grasas.
Otra hipótesis afirma que el entrenamiento en ayunas es perjudicial para aquellos deportistas que se centran en la musculación, ya que el otro sistema energético que se activa es el de los aminoácidos (componentes de las proteínas).
Consejos de AretéSport para el entrenamiento en ayunas:
Para poder llevar a cabo ejercicio físico en ayunas, lo fundamental es tener una base aeróbica que nos permita ejercitarnos sin problemas. Otro aspecto a tener en cuenta es la intensidad de la actividad: debe ser de intensidad baja. Cuando nos encontramos en estado de ayunas, estamos en la reserva de azúcar, que es el combustible que actúa casi instantáneamente al comenzar el ejercicio, por lo que entra en funcionamiento otro grupo energético, aquel que se encarga de consumir las grasas. El problema es que las grasas nos aportan energía a largo plazo, es por ello que no debemos practicar ejercicio a gran intensidad en ayunas. Tomando por ciertas estas afirmaciones, este tipo de entrenamiento puede mejorar dos aspectos que influyen de forma determinante en nuestro estado de forma: la eficiencia energética y el porcentaje de grasas en nuestro cuerpo.
El momento ideal para practicar ejercicio en ayunas, llega con el amanecer. El azúcar consumido el día anterior se va agotando lentamente para mantener el cuerpo en funcionamiento (mientras dormimos también necesitamos energía). Al despertarnos, los niveles de glucógeno muscular en nuestro cuerpo nos permiten realizar algo de actividad física con ayuda de las grasas.
Otra hipótesis afirma que el entrenamiento en ayunas es perjudicial para aquellos deportistas que se centran en la musculación, ya que el otro sistema energético que se activa es el de los aminoácidos (componentes de las proteínas).
Consejos de AretéSport para el entrenamiento en ayunas:
- Hacer ejercicio de baja intensidad
- Entrenar en horas tempranas
- Mantenernos bien hidratados
- Llevar con nosotros una barrita energética por si flaquean las fuerzas
- Equiparnos con un pulsómetro que nos permita saber a que intensidad estamos realizando el ejercicio. Para ello, debemos saber nuestra frecuencia cardíaca máxima. Consulte aquí
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